Ya desde mis años como estudiante, y después como deportista amateur, una de las preguntas que siempre ha rondado por mi cabeza fue porqué los nadadores se pasan tantas horas dentro de la piscina al día para nadar pruebas la mayoría de las cuales duran menos de de 4 min. Realmente, no lo entendía. Ahora, lejos de haber identificado la verdad absoluta, poco a poco voy identificando ideas y esclareciendo conceptos. Al final, te das cuenta que esos amantes del cronómetro y del ritmo no estaban del todo equivocados.
La natación competitiva es un deporte que gana el que toque antes el muro, siempre y cuando haya recorrido la distancia establecida (200m, 400m…), y no sea descalificado por violar el reglamento (salida avanzada, pasar los 15m, más patadas de mariposa de las permitidas en las pruebas de braza, etc.). A partir de aquí, todo se reduce a recorrer una distancia en el mínimo tiempo posible. Por lo tanto, el vencedor habrá sido el más veloz de los participante y, quizá, tambien habrá sido quien posea las menores pérdidas de velocidad a lo largo de la prueba.
En esta línea, la velocidad en natación depende, como deporte cíclico, de las acciones-gestos realizados (frecuencia de brazada – FB) y del desplazamiento obtenido por cada acción (longitud de brazada – LB). Si estos dos elementos se relacionan con la distancia de la prueba, inicialmente cuantos más gestos realize y más desplazamiento se obtenga por gesto, más elevada será la velocidad y antes se llegará para tocar el muro. No obstante, esta relación entre LB y FB no es tan sencilla de definir. Por ejemplo, muy altas FB conllevará reducciones en la LB y viceversa (para más información, consultad el siguiente link).
La LB se relacionará con la variable fuerza (fuerza aplicada) responsable del desplazamiento y la FB con el mantenimiento de esa fuerza a lo largo de la prueba. Entonces, cuanto mayor sea la fuerza aplicada y mayor sea el mantenimiento de la mismo durante la prueba, mejor rendimiento se obtendrá. Procedimentalmente, si se relacionen las variables velocidad obtenida y fuerza aplicada, tanto por brazada como globalmente, se obtendrá potencia. Deportivamente, el concepto interesante a tener en cuenta será el mantenimiento de potencia durante la prueba, es decir, la potencia resistencia.
No obstante, junto con lo añadido, no se puede obviar que la natación competitiva no sólo depende del desplazamiento lineal si no que intervienen otros elementos como la salida y los virajes, que representan otra parcela de vital importancia dentro del proceso de entrenamiento (para más información sobre el análisis de la prueba, consultad el siguiente link).
Centrando la atención en el concepto “potencia-resistencia”, esta dependerá (1) de una óptima relación entre LB y FB (más salida y virajes), y (2) de su mantenimiento a lo largo de la prueba, es decir, de la energía necesaria y disponible. Fisiológicamente y definidos de forma brusca, la energía procederá de dos sistemas energéticos: el sistema anaeróbico y el aeróbico. Posiblemente, a lo largo de la prueba estos sistemas irán interviniendo de forma distinta para mantener la velocidad y reducir las pérdidas de ritmo (pace).
Actualmente, la repercusión de cada sistema según la distancia a recorrer ha ido variando según avanzaba la ciencia aplicada a la natación. El concepto “yo nado distancias cortas y por tanto no es necesario desarrollar el sistema aeróbico como tal” es hoy en día erróneo. Observando la tabla siguiente, es remarcable la importancia de ambos sistemas ya sea la distancia de prueba realizada (Rodríguez y Mader 2010).
Por lo tanto, dicho lo visto y lo escrito, si se centra la atención en el rendimiento final, es irrelevante de donde proceda la energía para ganar la prueba y tocar el muro antes que los demás; la aplicación óptima de aspectos técnicos y tácticos durante la prueba, sustentados éstos por los sistemas energéticos junto a la capacidad de concentración, voluntad y superación del deportista, proporcionarán el logro del objetivo y la mejora esperada. Pero, conocer que esa potencia necesaria procede y se sustenta por vías aeróbicas principalmente hace todo el asunto más sencillo.
[Junto al desarrollo de los dos sistemas energéticos mencionados, no olvidar el condicionamiento físico que actualmente se realiza fuera del agua, el llamado dryland. Aunque es un tema importante y merece toda la atención, no es objeto principal de la entrada (revisar otras entradas del blog).]
Entonces ……
Conclusiones:
Referencia:
Rodríguez & Mader. Metabolism and bioenergetics of competitive swimming. En Ludovic Seifert, Didier Chollet, Iñigo Mújika. World Book of Swimming: From Science to Performance. Nova Science, 2010. ISBN: 978-1-61668-202